lunes, 9 de enero de 2012

Teoría del desarrollo capitalista, de Sweezy. Capítulo V

Capítulo 5: La acumulación y el ejército de reserva

No tiene sentido alguno la producción en sí misma si ésta se reduce sólo a eso, a producir. Es necesaria la venta y distribución del producto para obtener el beneficio deseado para el capitalista. Es la demanda de mercancías lo que otorga estabilidad al Sistema, ya que ejerce como balanza de equilibrio entre el capital gastado en la producción y el capital destinado al consumo, la balanza entre oferta y demanda. En este sentido, el capitalismo funciona en una dinámica de reproducción simple, donde la producción es la oferta de mercancías y cuyos ingresos generados se reparten, como decíamos en el capítulo IV en torno a los valores nombrados: medios de producción, fuerza de trabajo (salarios) y plusvalía.

Eso sería una perspectiva teórica, puesto que desde una visión práctica, la cercana a la realidad, nos demuestra que el capitalismo opera en una reproducción ampliada, ya que el capital vive en un continuo proceso de almacenamiento y acumulación en torno al circuito DMD que citábamos en el capitulo IV atribuyéndoselo a Marx. ¿En qué se traduce esto? En una constante reinversión para amplificar el beneficio que se obtiene de la plusvalía. El beneficio necesario para la reinversión de medios y salarios es sobrepasado enormemente para sacar más provecho de la plusvalía. Así se ejerce presión sobre la demanda de mercancías, modificando el precio de las mismas (olvidando su valor real) y permitiendo la explotación sobre el trabajador.

Aquí aparece lo que Marx denomina el ejército de reserva, que vienen a ser los trabajadores desocupados que, en dicha situación de competencia como población activa, ejercen presión que se traduce en reducción de salarios (al haber población desocupada y dispuesta a trabajar, el capitalista puede jugar con los salarios, bajándolos, y amenazando así al obrero ocupado para que este decida entre seguir trabajando con un salario menor o perder el puesto que van a cubrir los miles que vienen detrás). Puede vaciarse este ejército de reserva si se produce una apertura de nuevos mercados o industrias. Así, el obstáculo que evita la subida de salarios se derrumba. En cambio, el ejército se reconstruye en cada periodo de crisis, donde el paro amenaza a la población ocupada y ésta acaba por aceptar cualquier condición para evitar convertirse en el ejército de reserva. Marx habla de las máquinas y de su entrada en el mercado laboral como factor clave a la hora de generar este ejército de reserva (las máquinas sustituyen a trabajadores que pasan a ser desocupados) pero vemos como en la actualidad, al empresario le valen muchos otros factores para engordar ese ejército. a este respecto Sweezy destaca la idea errónea de suponer que la acumulación o bien la introducción de las máquinas para ahorrar trabajo marche a un paso igual, como para mantener un equilibrio entre los salarios y la plusvalía.

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