lunes, 9 de enero de 2012

Teoría del desarrollo capitalista, de Sweezy. Capítulo IV

Capítulo 4: Plusvalía y capitalismo

El sistema capitalista se nutre de una parte esencial, que son las mercancías dentro del sistema de producción. No sólo la producción de las mismas, sino también su distribución. La obtención de beneficios a raíz de esta producción es la base del capitalismo. Eso sí, que el capitalismo suponga la producción de mercancías no significa que la producción de éstas impliquen un sistema capitalista. Sweezy se cuida mucho de hacer notar esta diferenciación. Mediante la producción de mercancías, cada productor posee sus propios medios para dicho proceso; en cambio, en el capitalismo, los medios son propiedad de alguien externo, un tercer agente que se convierte en propietario y explota sus recursos para obtener dicha producción mediante el trabajo de otro (el obrero).

Otra diferencia reside entre ambos conceptos reside en el fin de los mismos. Mientras en la mera producción de mercancías, el productor vende su producto para comprar otros y así satisfacer necesidades básicas. Generan, así, un sistema de movimientos o transacciones (mercancía-venta-dinero-mercancía) que Marx denomina MDM. En el capitalismo los medios de producción llegan a ser objeto de cambio, en tanto fuerza de trabajo, y por lo tanto portadores de valor de cambio. Es decir, el proceso se invierte: el capitalista primero posee el dinero, compra la fuerza de trabajo y la mercancía y, tras el proceso de producción, acude al mercado a obtener nuevamente dinero. De modo que la designación también se invierte a DMD, donde la segunda D es, lógicamente, mayor que la primera siendo el dinero el principio y el fin de este circuito. Ese incremento entre la primera D y la segunda, es lo que Marx denomina “plusvalía”, siendo el beneficio que obtiene el capitalista y su incentivo primordial a la hora de producir. En resumidas cuentas, el capitalismo ha convertido el dinero en un fin en sí mismo y no en un medio.

La plusvalía no proviene del proceso de circulación de mercancías (una variación en el precio desequilibraría e en el mercado la curva de oferta y demanda en perjuicio del ofertante), como tampoco de los materiales y la maquinaria empleados. Es decir, que la plusvalía proviene de la fuerza de trabajo (que es una mercancía más). Marx expone el siguiente caso: un trabajador en las 6 primeras horas de trabajo reembolsa los gastos que el capitalista tienen por él, pero en una jornada de 12 horas, las 6 restantes que el trabajador hace son un excedente de trabajo, y ello se traduce en la plusvalía de la que obtiene beneficio el capitalista y no el trabajador.


El valor de cada mercancía, por tanto, se puede según Marx dividir en tres partes: capital constante (valor de los materiales y maquinaria sin alteraciones cuantitativas en su valor) capital variable (el valor de la fuerza de trabajo que sí sufre alteraciones en la producción al producir excedente) y la plusvalía en sí misma. Queda la fórmula de la siguiente manera:

C+v+p= valor total

De ella se derivan la tasa de plusvalía (la proporción de trabajo excedente con respecto al necesario) que Marx denomina tasa de explotación; la composición orgánica del capital (es una medida de la amplitud en que el trabajo es provisto de materiales, instrumentos y maquinaria en el proceso de producción, o lo que es lo mismo, es una relación de capital constante (c) con capital variable (v) en el capital total usado en la producción); la tasa de ganancia (proporción de la plusvalía respecto al desembolso total de capital). Los factores que actúan en las tres fórmulas descritas son idénticos.

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