domingo, 1 de enero de 2012

2011, año cero de la desobediencia mundial

Un año más echa el cierre. Y en éste, no puedo estar más de acuerdo con la revista Time y su elección de personaje del año. El manifestante ha sido sin duda el protagonista del 2011 y eso nos tiene que hacer pensar. Si el protestante ha sido la figura clave es porque las cosas no funcionan bien, ni aquí, ni en ninguna parte del mundo. Hay algo que no cuadra del todo por mucho que así se quiera presentar.

Nuestro Sistema hace aguas, por un lado o por otro, pero la gente no lo soporta más. En algunos lugares pesa la falta de democracia (regímenes árabes), en otros la falta de democracia disfrazada de tal (Rusia, Occidente), en otros es sobre todo el funcionamiento económico (Occidente) y en otros es el aparato estatal (Chile, Occidente).

En especial la Primavera Árabe, que ha demostrado que los regímenes, por muy autoritarios que parezcan, son cambiables y se pueden derrocar. El Poder depende de las personas que éste somete; cuando ellas se cansan, la supervivencia del Poder tiene los días contados. Simplemente es necesario que las personas se den cuenta de que están cansadas y quieran actuar para tomar el mando. Ha demostrado que el ejercicio del Poder tiene un límite y que la represión –el mayor arma de un Estado- se vuelve insuficiente para luchar contra las masas si éstas se ponen de acuerdo en cambiar su situación.

Pero aquí, en casa, también se han demostrado muchas cosas. Los tertulianos que todo lo saben dirán que no se ha conseguido tanto, preguntarán que dónde están los resultados prácticos de las protestas, que qué se ha construido. Los más ineptos incluso preguntarán que cómo se llama el partido político que recoge esas ideas. La pregunta es: si este Sistema ha tardado décadas en construirse, ¿por qué creen que la alternativa va a crearse en semanas y meses? ¿Por qué tienen prisa? Recuerdo ahora las palabras de Galeano, palabras no textuales, que vienen a resaltar la importancia del camino recorrido en busca de la utopía. La utopía está ahí, es el fin, pero sólo por lo que se haya andado ya ha merecido la pena ponerse a caminar. Ya se llegará, no tengan prisa ustedes, primero toca despertarse. Reunirse. Conocer. Crear afinidades. Compartir posturas. Abrir mentes. Descubrir. Y luego, después de todo eso, ya se construirá lo que se tenga que construir. Ahora, no lo olviden, primero se empieza por destruir lo presente. Y ese paso, por muchas prisas que metan, está aún nada más que iniciado.

En cuanto a Occidente se refiere, el dato más revelador que nos debe indicar la pobredumbre del Sistema es el simple hecho de ver que en Estados Unidos, cuna de este Sistema, la gran mayoría de ciudades importantes se han levantado en protesta por cómo se están haciendo las cosas. En Los Ángeles, en Washington y en Wall Street, símbolos del capitalismo más liberal, las nuevas generaciones han salido a decir NO.

Por eso, este año, que ha sido tan pesimista en muchos sentidos -con el euro en peligro, con las primas de riesgo desbocadas, con los recortes, con los especuladores dirigiendo en la sombra, con los gobiernos acatando, con la represión policial en todo el mundo, con el aumento de la corrupción política e institucional, con el aumento de la pobreza mundial y la desigualdad (entre clases, dentro de la misma clase y a nivel mundial), con el hambre, con las guerras y con ese sinfín de noticias que cada día nos vienen a señalar la violencia que nos rodea (no sólo física) y a decir que vamos hacia un mundo/Sistema peor-, también ha sido un año que nos ha cargado de esperanza e ilusión y, hoy sí, podría decir en voz alta y con orgullo que 2011 puede considerarse el principio del cambio, el despertar de una sociedad universalmente adormecida que empieza a tomar conciencia, después de décadas de Bienestar social-apoltronamiento-aburguesamiento generalizado, y se levanta para cambiar la realidad ya que aquella –la sociedad- sabe que ésta –la realidad- no es tan idílica como nos vendieron.

Lo mejor de todo esto, sin duda, es pensar que el domingo empieza un nuevo año, un 2012 que bien seguro será una continuidad de éste que dejamos y una segunda parte (que no última) de todo lo que aquí se ha escrito.

Por un 2012 más rebelde y desobediente.

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